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lunes, 1 de septiembre de 2008
jueves, 28 de agosto de 2008
Que ¡once años! no es nada.
Así lo cantaba Carlos Gardel con la letra del ilustre Alfredo La Pera y así lo cantó el Calderón con letra y música del maestro Agüero. ¡Grande Agüero! Muy grande.
El Atleti vuelve a la máxima competición continental, a la que deberíamos estar abonados y en la que no participábamos desde la temporada 1997/98. El guión del partido de ayer volvió a combinar todos los elementos habituales del Aleti moderno: surrealismo, sufrimiento y proeza individual, por desgracia a veces intercambiable por tragedia colectiva.
La aparición del apestado Maniche en el once titular deja claras dos cosas. La primera es que no hay otro centrocampista mejor en la plantilla y la segunda es que Aguirre sabe guardarse el orgullo en pro del pragmatismo. Con la llegada in-extremis de algún refuerzo, ya veremos qué pasará.
El Atleti vapuleó -com muchas comillas- al Schalke en un partido de mucha tensión que los alemanes entregaron desde el inicio. El Atleti se posicionó bien en el campo y durante 25 minutos hasta defendió bien, luego aparecieron las pifias de Perea y Pernía que nos recuerdan permanentemente que este equipo necesita dos laterales mucho más que un medio-punta.
El Atleti jugaba con el corazón (como debe ser en estos partidos) y a los veinte minutos se encontraba con un gol del Kun. Curiosamente, hasta ese momento, el Kun había estado bastante lento y su pareja de baile, Forlán; impreciso. Con el 1-0 el partido entró en una dinámica complicada, como la pelota que bota sobre el aro esperando entrar o salir, el partido jugaba a funambulista en la cuerda floja, cualquier desliz y adiós.
A los cinco minutos de la reanudación, Agüero roba y toca para Forlán que se deshace de dos defensores y cruza a las mallas. El Atleti le daba la vuelta a la eliminatoria y tan sólo cuarenta minutos le separaban del éxito. Poco a poco el equipo se echó atrás, renunció a la pelota y se limitó a defender los réditos, sin duda fueron los momentos más tensos. La mala puntería de los delanteros alemanes y las paradas de Leo mantenían el marcador favorable pero era sólo cuestión de tiempo que el Schalke marcase.
Aguirre venció los nervios y movió el banquillo y cuando más se estaba sufriendo, Agüero se asoció con Luis García y llegó el 3-0 y la tranquilidad. El Kun volvía a hacer un derroche de esfuerzo físico y una exhibición de facultades técnicas y es que el argentino, hoy día, es el mejor jugador del mundo sin exagerar un ápice.
Con el estadio entregado y el Schalke herido de muerte, decidió el Atleti apuntillar. Simao penetraba en el área y fue derribado con ingenuidad, Maxi hacía el cuarto y el Atleti vuelve a ser de champions.
sábado, 23 de agosto de 2008
Fichajes, mentiras y otros dramas
No es la primera vez. De hecho, año tras año, desde hace ya demasiados, pasa la misma historia. Aún así, la prensa anuncia en grandes titulares las futuras contrataciones y estas generan siempre la misma sensación de euforia en la afición. Una afición que, año tras año, vive en un proceso inacabable e inextinguible de optimismo antropológico ilusorio. Dicen, no sé si los chinos o quien sea, que si me engañas una vez vergüenza para tí pero si me engañas dos veces vergüenza para mí..., pues sí, la afición del Atleti es vergonzosa, como su directiva.
Habitualmente, los Rosicky, Eto’o, Sneijder, Riquelme y compañía se convierten en los Cleber, Asunçao, Costinha, Galleti,... que se presentan ante la afición con la etiqueta de buenos jugadores y después, dejan patente que sólo se trataba de medianías. En ocasiones, el club se deja la pasta pero casi siempre mal, ahí están los Petrov, Kezman, Maniche y Reyes que llegan al Atleti después de pagar altas cantidades a sus clubes de origen, cobrando unas fichas desorbitadas y que, en el mejor de los casos, salen del club por la misma puerta por la que entraron y es que el mercenario es lo que tiene.
Realmente, fichar nunca se ha fichado bien en los últimos años, salvo honrosas excepciones, ni Futre, ni Toni, y mucho menos Miguel A. Ruiz y muchísimo menos Pitarch -que ha beatificado a los anteriores- han sido dignos secretarios técnicos para un equipo que debe vivir de vender caro y fichar a precio ajustado. En el fútbol moderno, si no eres el Madrid, el Barça, el Manchester, el Milan o algunos de estos clubes, la única manera de sobrevivir sin renunciar a los éxitos deportivos está en el arte del comprar y vender.
Bien, pues si de comprar poco..., de vender: ni idea. Los supuestos pingües ingresos que debían aportar la venta de Reyes, Maniche y Seitaridis han aportado la ignominiosa cantidad de 0 euros. Es más, ni el 100% de la ficha de Reyes paga el Benfica, a la que el andaluz no ha querido renunciar a cambio de su salida, es decir, que no hemos podido vender a Reyes porque no quiere renunciar a su ficha y el Benfica no puede asumirla.
Maniche, al que el Atleti le colgó el cartel de transferible desde diciembre no ha recibido ninguna oferta a resultas de su patética temporada italiana. Además, como está claro que Aguirre no le puede ver ni en pintura y desde el club se le ha creado fama de conflictivo, pues como para negociar al alza. Algo parecido pasa con Seitaridis, tal es el frenesí que tiene la directiva en venderlo que cada día que pasa bajan su cotización en el mercado. De Mista y Eller ni hablamos.
Al final, el poco dinero que ha entrado en el club en concepto de ventas lo han traído Braulio y Ze Castro, el primero porque seguramente nadie se había planteado venderlo y el segundo por la fijación que Lotina puso en él, aún así, la operación tampoco ha sido como para hacer una fiesta.
En los últimos años se han malvendido o regalado decenas de jugadores pero luego algunos de ellos resultaron no ser tan malos. Vamos, que la secretaría técnica del Atleti me recuerda mucho a un chiste de Eugenio en el que un amigo le explicaba a otro que tenía un caballo soberbio que cuidaba a los niños, limpiaba la casa, iba a por recados, etc. una joya, lo nunca visto. El que escucha las bondades del animal propone comprárselo pero el otro se niega e insiste en todas las virtudes del caballo; así el otro amigo le ofrece cada vez más dinero, tanto que al final, el amigo afirma que no se puede negar pero que lo vende con todo el dolor de su corazón. Pasan las semanas y los amigos vuelven a encontrarse, el vendedor pregunta: –¿qué tal el caballo? –¿El caballo?, dice el otro, –el caballo es un desastre, lo rompe todo, se caga por todas partes, no se deja montar y encima me está arruinando en alfalfa. Y el amigo le responde: –tú sigue hablando así del caballo y verás cómo lo vendes.
domingo, 3 de agosto de 2008
La Sra. Rushmore ataca de nuevo
Hay que reconocer que la agencia publicitaria Sra. Rushmore ha sabido apropiarse del sentimiento atlético en los últimos años. Desde aquel –“Papá, ¿por qué somos del atleti?” pasando por –“ el puñetero atleti” o el –“ya estamos aquí”, la Sra. Rushmore ha removido, conmovido y manipulado a la afición colchonera con arte y humor pero sobre todo a base de tópicos falaces y sensibleros.
Este año el spot recrea la historia del capitán del ejército español y socio rojiblanco José Carballo Cancho y su relación de amistad con un pastor kosovar que ha perdido a toda su familia. En ella, el militar español le explica a su amigo Lorik los hechos más relevantes de la historia del atleti y la mala suerte que ha acompañado a nuestro equipo en los momentos más importantes de nuestra historia.
El mensaje del anuncio es claro: ya no hay lugar para el victimismo en el Atlético de Madrid, ya no hay excusas. El Atleti no es un club perdedor, el Atleti no lo ha perdido todo, el Atleti es un grande del fútbol que volverá a pasear sus laureles por Europa.
Curioso, el giro de 180º que ha dado la propaganda política de la directiva rojiblanca con este nuevo spot. Todavía tengo en la cabeza aquel en el que dos inmigrantes sudamericanos presumían con orgullosa ironía de pertenecer al “mejor equipo de acá”, con desagrado, aún resuena en mis oídos aquel: –“lo ganamos todo”.
Pues sí, hemos pasado de reconocer, con sorna y mala leche, que Mussampa, Nikolaidis, Nano, Novo y compañía no eran jugadores para un Atleti ganador, a fantasear -con la misma sorna y socarronería- con que este Atleti es un grande al que no le valen más excusas. ¿Pretenden insultar nuestra inteligencia?, que va hombre, si la afición está encantada.
No dejo de repetir, y no me cansaré mientras así sea, que el Atleti no es un equipo grande desde hace ya más de veinticinco años. La última cuarta parte de nuestra existencia ha sido muy floja en comparación con los anteriores 25 años, cuando sí éramos un grande en España y con ínfulas europeas. No obstante, nuestra última década ha sido peor, ha sido penosa, ridícula, nefasta, vergonzosa, infausta, patética, infumable, triste, grotesca, funesta, humillante... ¿quieren más calificativos?, un drama.
Recuerdo que no tenía yo más de diez años cuando un sentimiento de aciaga crisis embargaba el Calderón, era a principios de los ochenta. El Atleti venía de hacer una liga muy floja, la 1979-80 y todavía estaba fresca en la memoria la gloriosa liga del 77. Al año siguiente, el Atleti se perfiló como campeón desde el inicio del campeonato pero en un trágico final de liga (Fernando lo cuenta muy bien en un post de su magnífico blog: la liga perdida) el Atleti se quedó con la miel en los labios.
Aquel año oí yo por primera vez la palabra "pupas", y desde aquella liga, en aquellos míticos bancos de madera de tribuna lateral la gente comentaba, en las temporadas posteriores, que estábamos en crisis. De hecho, recuerdo que algún diario deportivo opinaba en 1985 que la Copa conquistada contra el Athletic atenuaba la crisis rojiblanca, ya que un club como el Atleti no podía permitirse el lujo de ganar un sólo título cada diez años.
En aquella época, todavía quedaba claro lo que era el éxito y lo que era el fracaso. Ahora, sin embargo, a cualquier cosa le llaman éxito y ha desaparecido el vocablo fracaso, este Atleti ya ni fracasa. Pase lo que pase, da igual, la Sra. Rushmore ya se encargará de explicárnoslo.
Billie