martes, 15 de enero de 2008

Bianchi, Maniche y Aguirre (1ª parte)


En el verano de 2005 Enrique Cerezo, harto de ser un presidente que preside pero que no manda, decidió ejercer de mandamás y afrontó una ambiciosa revolución dentro del Atlético de Madrid; desoyó las voces de Gil Marín y de Toni Muñoz y con la pasta calentita de la venta del 15% del Calderón se lanzó a la búsqueda de un nuevo técnico. -Quiero al mejor fueron sus palabras (o algo parecido). Un técnico de prestigio es lo que hacía falta (al parecer de Cerezo) para reflotar el club. El mejor resultó ser Carlos Bianchi.

Bianchi había ganado 4 trofeos Apertura y 3 trofeos Clausura dirigiendo a Velez y a Boca. Además de 4 copas Libertadores y 3 Intercontinentales. El caché del virrey satisfizo el antojo de Cerezo. Pero lo bueno es caro, y el argentino no vendría al Atleti en las condiciones en las que lo hicieron Ferrando y Manzano. Bianchi quería un contrato de larga duración y un sueldo acorde a su categoría; la tontería salió por tres años de contrato a 3,5 millones de euros limpios de polvo y paja y de la larga mano de hacienda. Bianchi supondría un costo de 20 millones de euros al final de las tres temporadas pero ¿cuánto vale la gloria?

Para que Bianchi hiciera un equipo ganador se fichó a Maxi (la fiera), Petrov (la zurda de oro) y Kezman (letal). Unidos a Leo Franco, Pablo, Perea, Luccin, Ibagaza y Torres... aquel Atleti debería volver a recuperar los viejos laureles pero no fue así.

Desde la pretemporada Bianchi se convirtió en un ser enojoso y puñetero que entraba a todos los envites de los pegajosos y maleducados periodistas. La prensa había encontrado un filón. Además, era el Virrey poco asiduo de las tertulias radiofónicas de altas horas de la madrugada y en la liga española si quieres llegar lejos o te buscas un padrino o te cavas la tumba. Y Bianchi osó contrariar al capo di capo “el patán de Brunete”.

Carlos Bianchi no tuvo un segundo de paz desde que se inició la pretemporada, que si se entrenaba mucho, que si el esquema no estaba claro, que si daba pastillas a los muchachos, bla, bla, bla... Tras un inicio de liga discreto pero con visos de mejora comenzó un largo desierto de resultados y de fútbol, y la prensa no tuvo caridad. Por si no fuera poco, medio vestuario se permitió juzgar al patrón... hablaban mal de Bianchi los que no jugaban y los que sí lo hacían... Ibagaza soliviantó a sus coleguis de selección Maxi y Leo Franco para que abalaran su causa, Petrov -que acababa de llegar- menospreciaba al argentino y buscaba la complicidad de Kezman para ningunearlo. Y Torres flipaba con el tema.

El diario argentino Clarín publicaba que había dos jugadores que lo odiaban, que Kezman y Petrov hacían lo que querían, y que los jugadores se quejaban de que “no prepara los partidos. No sabe de la liga española. No nos informa del rival. Aburre”.

La prensa española seguía, que si Krusty el payaso, que si ofendía a los jugadores diciendo que eran poco listos, que si los planteamientos, etc. Es curioso pero Cerezo no bajó ni un segundo al vestuario a decir que el que no estuviera comprometido se iría a la grada o cedido al Albacete, Cerezo no le calló la boca a los nuevos y, lo que es peor, no hizo una mala declaración a los medios pidiendo respeto por su técnico... Cerezo se deprimió y Gil Marín se carcajeaba en la sombra pensando –“Ves Cerezo si es que te metes en parcelas que no conoces (o algo así) si me hubieras hecho caso y hubieras traído a Aguirre”.

Sobre esto decía ClarínEl periodismo le jugó en contra desde que él se mostró inaccesible y no concedió entrevistas exclusivas. El ego de Bianchi alimentó el proceso de descomposición y se produjo un choque con la soberbia de los periodistas deportivos españoles más influyentes. Al técnico no le sobró tacto en sus conferencias de prensa, dejó la sensación que estaba más allá de todo, a la defensiva, a veces al borde de la histeria. Al principio levantaba la voz, desafiante. Pareció que Bianchi no entendió que llegaba a España con un extraordinario currículum, pero nada más. Aquí no es Gardel, como en Argentina”.

La situación no daba para más y el 12 de enero, después de perder contra el Zaragoza en copa, las partes llegaron a un acuerdo (según avanzó en primicia la cadena Ser) por el cuál el Atleti pagaba hasta la última pela a un Bianchi (vaya acuerdo) que se negaba a abandonar el banquillo y pedía más tiempo. -"Yo quiero seguir, yo quiero seguir". El argentino marchó en la jornada 18 dejando el equipo duodécimo a cuatro puntos del descenso.

Curiosamente, los (antes) necios jugadores rojiblancos entendieron de maravilla los planteamientos de Pepe Murcia y ganaron seis seguidos. Pasaron de arrastrarse por el campo a comerse la hierba, curioso. Al final, eso sí, pincharon y nos quedamos sin UEFA. (continuará)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé que parte de culpa tendrían los futbolistas (probablemente mucha), pero Bianchi nos dejó con media estocada. Los números que has citado no engañan: a 4 pts del descenso y eliminados de la Copa (no pudo haber machada en La Romareda).
Creo que en los resultados la prensa no influye y desde luego Bianchi no vino a hacer amigos.
Creo que sólo le firmaron dos años y no tres, menos mal, pero aún deben seguir pagándole...
En fin, pobre Atleti ¿no?

atletista sin solución dijo...

Temporada de infausto recuerdo.

Se demuestra una vez más que los técnicos han de llevarse bien con los futbolistas, que las más de las veces son niñatos consentidos, que si no les das lo que quieres montan la de Dios es Cristo. El problema es que su actitud nos duele a todos los atletistas. Pero, eso les importa un pimiento.

Saludos y muy buen post.

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Por muy bueno que sea un técnico sino sabe ganarse a la plantilla, hay que echarle. El problema fue echarle tarde, se le tenía que haber despedido mucho antes. En cuanto se vio que los jugadores no querían a Bianchi, el club debería haber cortado la cabeza del argentino.

un abrazo.

Baluarte Rojiblanco dijo...

Este club es experto en fagocitar jugadores y entrenadores. Parece que al menos la directiva se ha dado cuenta y aunque Aguirre tenga gestos de cobardía está más arropado (véase affaire Maniche)

Saludos,
Rico.

Anónimo dijo...

Todos los datos sobre el derbi, amigo